Cuenta la leyenda que los enanos Fjalar y Galar mataron al dios Kvasir y guardaron su sangre en las cubas Son y Bodn. Posteriormente la calentaron en el caldero Odrenir, añadieron miel y dejaron fermentar la mezcla. El resultado de esta receta fue el mejor hidromiel imaginable, capaz de embriagar a los que la beben pero, también, de proporcionarles el don de la poesía y la erudición. Posteriormente, el dios Odin recuperó la dulce bebida y la ofreció al mundo. Y desde entonces, cuando oímos a un buen poeta recitar sus versos podemos tener la certeza de que ha probado el aguamiel de los poetas. La realidad es que, si no eres ya un buen poeta, difícilmente este hidromiel vikingo te proporcionará el don de crear hermosos versos pero, seguro que no olvidarás su dulce sabor. ¡Skol!