Los vikingos vistieron pantalones de muy diversas formas y colores. Según las modas del momento, podían ser ajustados o bombachos. Aunque, normalmente, preferían los más amplios para no entorpecer los movimientos. Eran pantalones largos o llegaban a media pantorrilla. La parte inferior podía cubrirse con unas polainas para protegerse del frío, el agua o la nieve. Los pantalones no disponían de bolsillos ni bragueta.